viernes, 14 de mayo de 2021

Con sentimiento: K´weyro

Por: Ramón Torres

 

 

Libán Humberto Izquierdo Dugués (El K’weyro) no era el clásico “personaje” quisieron visibilizar los medios; pero, sin lugar a dudas, calidad tenía para ser muchísimo más conocido. Quizás su procedencia humilde, su actuar a veces irreverente y su actitud alejada cualquier manifestación cercana a la adulonería y el arribismo, hizo que se le divulgara poco.

Sin embargo, no hablamos de un total desconocido, porque su capacidad histriónica lo hizo brillar en disímiles iniciativas que, venidas desde la subalternidad, recibieron su influjo, siempre poderoso y original.

Su inigualable voz resonó en el Volumen II del disco La Rumba Soy Yo. Con Sentimiento Manana, nominado al Grammy Latino, y cuya primera canción, “Hush”, perteneciera a la propia autoría de Libán.

Se trataba de una rumba que tomaba como base el tradicional coro de los negros spiritual, llamado hush. Sobre ese coro Libán escribió su la letra en dos idiomas: inglés y español.

En mayo de 2011, estuvo también como ponente con el proyecto Tanze, durante el IV Coloquio Internacional sobre Investigaciones de las Religiones Afroamericanas, auspiciado por el Instituto Cubano de Antropología, que ese año lo dedicara a las culturas ekpe-abakuá.

Igual formó parte del proyecto Anamafimba, donde se le escucho al año siguiente durante la clausura del decimosexto Taller de Antropología Social y Cultural Entre Cubanos, que cada mes de enero efectúa el Museo Casa de África, de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.

Pero Libán era, además, un poeta en empedernido y un prosista declarado. Sus textos quedaron inmortalizados en numerosas publicaciones, sobre todo en El caimán barbudo, la revista cultural de la juventud cubana.

Como si no le bastara, integró de la directiva de otro proyecto: Eriero Enkamá, que al igual que Anamafimba pretendía potenciar, divulgar y reconocer el aporte de la Sociedad Abakuá en la cultura cubana.

Libán nos dejó temprano. Nos sorprendió su partida el 15 de mayo de 2020, cuando todavía le quedaba mucho por hacer. La muerte nos lo arrebató con apenas 52 años de edad (había nacido el 14 de enero de 1968).

A un año de su desaparición física, su amigo y teólogo Michel Mendonza todavía no parece recuperado:

“Decía ‘Madison Square Garden’, ‘Brooklyn Bridge’, ‘Central Park’ y yo soñaba a través de él con una New York que no existía. Citaba de memoria siempre las mismas líneas de ‘Oda al rey de Harlem’. De tanto leerlo, metabolizó, mezcló con su sangre, aquel libro de Lorca que según decía le enseñó lo que la poesía y quizás la vida podía ser. Libán Izquierdo, el K´weyro, era, entre otras cosas, un poeta negro y un hombre de jazz. Aldabó fue su Harlem, pero fue, como todos, un hijo del Cosmos, del azar y la necesidad. Su vida, lo sabemos, fue difícil, sus amigos, en cambio, fueron muchos. Tuvo también hermanos, entre los que me cuento. Peleamos, reímos y compartimos un mundo de cosas. Su vida es un río de historias, música y palabas. Escribirnos era, desde que salí de Cuba, otra forma de estar cerca. Es raro escribir sobre él y no escribirle a él. Quizás por eso escribo esto y borro y recomienzo. Decías ‘Madison Square Garden’, ‘gran manzana’, ‘capital del mundo’ y yo soñaba a través de ti con la vida en New York. Bro, cuando vengas, me dirás…”

Lo sentimos todos, pero queremos recordarlo también con las palabras del músico Rey Escobar, uno de sus más cercanos colaboradores, quien verdaderamente destrozado al conocer su deceso dejaba plasmado:

 

En el Amadeo Roldán, cuando conoció a Rey

“Tú y yo nos hicimos amigos el día que te tomaron la primera de estas fotografías, tú estabas en el público y yo en el escenario del Teatro Amadeo Roldán, para cuando te tomaron la última de estas tres, tú y yo ya éramos hermanos. Pasamos muchas batallas juntos, y habría mucho y bueno para contar aquí... lo que aprendí contigo siempre lo voy a llevar, la sangre.

Con Rey (extrema izq.) en el proyecto Anamafimba

Durante uno de sus últimos ensayos

“Se vive con un código, sin importar lo que pase. Por hombres como tú los tambores hablan solos. Seremos muchos los que te vamos a extrañar, K´weyro”.

Y con sentimiento K´weyro salió está lírica que nos legara Libán. Sea este nuestro más sincero homenaje en su primer aniversario de ausencia. Lo demás lo dice el video que continúa. Ustedes valorarán si exageramos o no, en cuanto a sus potencialidades artísticas como poeta a la vez que intérprete:

“... La vida es un bandoneón

que canta el mito sin vaselina

Palo de monte que hizo ciudad

sin saber del templo de las espinas.

Pero no importa cuánto te cuides

del tiempo que se avecina

Si hay pan no hallarás licor

Pero si hay vino faltó la harina.

Ya sé que en algún sitio hay una voz

Multiplicándote los peces

Pero se escapa con el hambre del reloj

mientras te grita que la beses...”


 


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