jueves, 29 de septiembre de 2022

La ascendencia “negra” de Bolívar

Por: Ramón Torres

 

A decir verdad, mejor darle el crédito de este artículo a Zuleica Romay, pues a mí no se me hubiera ocurrido escribir algo sobre la ascendencia “negra” del Libertador de no haber sido por sus apuntes en su magistral ensayo Cepos de la Memoria (Ed. Matanzas, 2015). Luego, al ver a fabulosa representación colombiana de Netflix, Bolívar, una lucha admirable, que nos regala a un Simón joven algo amestizado, ya no tuve dudas. Tenía que rubricar algo.

Resulta que el poder hegemónico racista se ha valido de insospechados ardides para “demostrar” la inferioridad de muchas personas debido a la más mínima traza de negritud en sus venas. Por eso cuando alguien desentona un poco, pero su propio accionar se eleva por encima de cualquier supuesta minusvalía genética, entonces se les “inventa” una imagen que “no es”: se les “adecenta”, se les descolora, se les blanquiza, a veces hasta con la complicidad del aludido.

Sucedió con el Lugarteniente General Antonio Maceo, cuando a principios de la República de 1902 un estudio antropométrico y craneométrico definió que el Titán de Bronce tenía un “cráneo bello”, “superior” que “iguala a la raza blanca y la supera”, es decir, una “mayor cubicación craneal que la de los negros de África”.

Con Bolívar sucedió otro tanto, y durante mucho tiempo se escondió su posible mulatez (en mayor o menor grado, por supuesto, pues no pretendemos ponernos en la posición equidistante y convertirlo en un “negrito” a toda costa). Sin embargo, de que se trató de desteñirlo, no cabe la menor duda. Al menos es lo que se desprende del siguiente comentario sugerido por la mencionada Zuleica:

“La habilidad de historiadores y retratistas para diluir colores y afinar perfiles ante el empuje del dinero o el prestigio, aun desata polémicas que se dirimen en los terrenos de la estética, la moral o la política. Una de las más recientes, sobre los rasgos fisonómicos de Simón Bolívar, enfrentó en 2012 a la academia y la prensa conservadora venezolanas —defensoras de la imagen notablemente hispanizada de El Libertador— con el gobierno bolivariano, que había encargado a un equipo de antropólogos forenses la reconstrucción de la fisonomía de Bolívar. Ciento ochenta y dos años después de su muerte, estudios bioantropológicos de muy avanzada tecnología devolvieron al prócer venezolano un rostro innegablemente mestizo y reactivaron la polémica que desde el siglo XIX enfrenta a los genealogistas estudiosos de la estirpe de Bolívar en torno al ‘nudo de la Marín’, codificación con que se alude a la presunta condición mestiza de María Josefa Marín de Narváez, tatarabuela paterna de El Libertador”.

 

Obsérvese esta foto poco conocida de un Bolívar joven, con el pelo algo ensortijado

Es comprensible, entonces, que el actor Luis Gerónimo Abreu aparezca en el rol protagónico de un Bolívar joven, pletórico de una desacostumbrada mulatez, si tenemos en cuenta las más divulgadas fotografías que nos han llegado. Pero también al respecto, el celebérrimo escritor y amigo de Cuba, Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura, mostró sus sospechas, según declaró en una entrevista a propósito de su libro El general en su laberinto, y que citaba la propia Zuleica:

“He notado que en los retratos del Libertador, a medida que iba pasando el tiempo lo iban blanqueando. Hay un retrato en Haití donde es un mulato y hay otro pequeño en España donde tiene el pelo ensortijado. A medida que iba ganando batallas, que lo iban glorificando, los pintores lo iban blanqueando y ahora hasta parece un romano”.

En cambio, estos elementos suelen pasarse por alto, cual si ello disminuyera la valía del glorioso general. Desde luego, es una táctica muy bien orquestada para que las personas no blancas sigan en su recogimiento por carecer de valores atribuibles solo a la “raza” superior. Mas el hecho de que una superproductora como Netflix haya asumido la propuesta de Sony Pictures Television y Caracol Televisión, ya es un paso para su visibilización desde otros códigos que hasta ahora muchos no se atrevían, quizás por miedo a desmitificar la figura del héroe o porque no querían asumir el riesgo de la crítica.

 

La serie colombiana Bolívar, una lucha admirable, nos devuelve una figura más amestizada

Desde luego, hay quienes impugnarán la ascendencia negra de Bolívar, sobre la base de que él mismo sirvió de modelo en la mayoría de las fotos y nunca mostró inconformidad, pero en torno a eso, la Romay también muestra ciertas reservas:

“(…) ¿habrá aceptado Bolívar el afinamiento de sus rasgos faciales para contrarrestar imputaciones a su mulatez? —se pregunta— ¿O la mulatización de sus facciones, casi dos siglos después, no hizo sino forzar lo que solo era probabilidad científica?

“Emitir una respuesta categórica y, por tanto, fácil, obviando los códigos culturales de una época en la que el mestizo era considerado un subproducto de la egregia raza blanca, y la definición racial tenía un peso determinante para el ejercicio de un liderazgo cohesionador, puede resultar riesgoso. Sobre las estrategias de blanqueamiento para proyectar otra imagen ante forasteros, desconocidos y, por supuesto, la posteridad, interesa conocer tanto a los protagonistas como a sus móviles y fines. La disputa en torno a los rasgos faciales de Bolívar viene a ratificar la inoperancia de las interpretaciones del pasado impuestas desde los valores y nociones del presente, e incentiva al análisis del sujeto histórico, sea individual o colectivo, a la luz de la funcionalidad cultural, el posicionamiento simbólico o la utilidad política de las estrategias desarrolladas por este”.

Huelgan los comentarios. Tal vez hasta el propio Bolívar tuvo que ceder un poco para coronar sus fines. Pero de que otras imágenes hablan, no queda la menor duda.