Por: Ramón Torres
Nelson Mandela (primero de la izq.), durante la ceremonia de entrega del Premio Nobel de la Paz, 1993
El 18 de julio de 1918 nacía en Mvezo, Sudáfrica, Nelson Rolihlahla Mandela, celebérrima figura de talla mundial, por la cual la Asamblea General de las Naciones Unidas decretó un Día Internacional desde 2009, para reconocer sus aportes en materia paz, libertad y justicia social.
Era proverbial la amistad de Madiba (como muchos le conocían cariñosamente) hacia Cuba, y no son pocas las instituciones que dedican estudio a la obra de tan prolífico pensador. De hecho, existe la Cátedra Nelson Mandela, con una red en la que participan el Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas, Instituto Cubano de Antropología, Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello, Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Facultad de Medicina. Municipio de Diez de Octubre, universidades de Camagüey, Oriente y Holguín, el Centro Nacional de Educación Sexual, el de Estudios sobre Juventud y el Instituto Superior de Cultura Física Manuel Fajardo, el Museo Casa de África de la Oficina del Historiador de La Habana, la Oficina del conservador de la ciudad de Camagüey, Sección seres de la Asociación de Psicólogos de Cuba, Hospital docente Manuel Fajardo, Unión de escritores y artistas de Cuba, y la Escuela Superior del Partido Comunista de Cuba Ñico López.
No debe extrañar que en una fecha como esta, la nación cubana se una a los festejos que también se dedican a la infancia toda, y potencie variopintas actividades de apropiación de las redes sociales con etiquetas como “Infancia Feliz”, “Conquistando el futuro” o “Cuba por la paz”.
Resulta que estamos profundamente permeados por la obra de Madiba, y la intención es que con las múltiples iniciativas en su honor cada persona concientice que puede ser detonante un gran cambio dentro de su comunidad, tan solo al realizar acciones sencillas, como enseñar artes o deportes a los niños, crear un espacio para los necesitados o un centro de acopio de medicinas, para ayudar a los enfermos de bajos recursos.
“También en esta fecha —asegura el sentir de la presente convocatoria—, se pueden realizar simposios y conferencias que hablen de temas como la paz, la tolerancia, las libertades civiles y los Derechos Humanos en general. Además, de rendir tributo a la vida de este gran hombre que logró unir a una nación y derrocar la discriminación racial de su país”.
Mandela fue el primer mandatario negro que encabezó el poder ejecutivo en Sudáfrica, y el primero en resultar elegido por sufragio universal en ese país; pero, lo más importante, durante su gobierno entre 1994 a 1999 logró algo que para muchos era un imposible: la reconciliación nacional de la nación.
Mandela jura el cargo como presidente de Sudáfrica, tras las primeras elecciones multirraciales el 10 de mayo de 1994
Resulta asombroso que una persona negra como él, quien sufriera 27 largos años de prisión por un sórdido régimen racista y excluyente de supremacía blanca, se convirtiera en puente mediador entre colonos y colonizados, y lograra darle voz a todas las víctimas de crímenes cometidos durante el régimen del apartheid, por medio de una iniciativa que él llamó Comisión para la Verdad y la Reconciliación.
Pero Mandela tenía bondad en su corazón. Por eso pudo lograr esos sueños sorprendentes, y profesó sin hipocresía una cultura de paz y el perdón, que se debían mutuamente blancos y negros, porque la humanidad es una sola.
