viernes, 24 de marzo de 2023

Te saludo asere

Por: Ramón Torres

En los últimos días, numerosísimas personas se me han acercado para preguntarme el origen y significado de la palabra “asere”, término que desde hace muchísimo tiempo adquirió carta de ciudadanía, pero que ha sido llevada y traída, sobre todo con venenosos matices políticos tras la titulación del tema “Team Asere” propuesto por el cantautor Alexander Abreu para el equipo de Cuba en el Clásico Mundial de Beisbol.

La lengua ha pasado al lenguaje popular más como amigo o hermano que por su verdadera acepción, y así no los hace ver el maestrazo Tato Quiñones, a quien citamos:

“Anda uno por esas calles, atento a cuanto se dice y se hace, y no puede menos que admitir que la voz asere, pese a más de un pronóstico, se queda entre nosotros como forma remitida a íntima relación de amistad, compañerismo y camaradería.

“En las guaguas atestadas, a la salida de las escuelas, en las unidades militares, en lo alto de los andamios, en los mostradores de las tabernas, en los espigones del puerto: asere, eso; asere, lo otro; asere lo de más allá”.

Yo, por mi parte, admito mis limitaciones lingüísticas (no es mi formación) y también deportivas (tampoco soy lo que se considera un seguidor de la pelota), pero muchas personas sí me requieren como portador cultural y estudioso de temas relacionados con la afrocubanidad. Ese, francamente, es el único derecho que me asiste para opinar, y lo hago con la total humildad que entrañan los riesgos de emitir juicios tan peligrosos.

Aclarado lo anterior, remito nuevamente al texto de Quiñones, “Asere se escribe con ese”, donde explica que “el vocablo en cuestión es de auténtica estirpe africana, aunque no yoruba o lucumí (aseré no es lo mimo que asere, ni se escribe igual) sino carabalí”.

Por supuesto, debido a su oriundez subalterna, muchos le han atribuido una definición peyorativa, venida de algún manual pacotillero que lo califica como “conjunto de monos reunidos”, que quizá con matiz racista han querido designar a las personas negras. Pero asere significa “saludo”, y lo asegura tempranamente el misionero Hugh Goldie (en la foto) en su Dictionary of the Efïk language, de 1862, cuando define “esiere” (buenos días), aunque también da “esier’e” para “buenas noches”.

 

Según el estudioso de nuestras lenguas subsaharianas Dowglas Reyes, cubano radicado en Mallorca, en ibibio tenemos esiere, “buenas noches”, en singular, y asiere para el plural. “La respuesta a este saludo en efí —nos dice— es asierende.

Lydia Cabrera le otorga en abakuá diferentes formas, como aserendá “buenas tardes” e iserendao “estoy bien”, en saludo a “Asere yerekami”. Para ello basta consultar su magistral obra La lengua sagrada de los ñáñigos.

Creo que por su vínculo con diversas expresiones de antecedente africano, el prolífico Alexander Abreu está bastante familiarizado con estas lenguas y sabía lo que estaba haciendo. El hecho de mezclar el anglicismo “team” (pareja, yunta, par, equipo), con el abakuá asere (saludo), no debe mal interpretarse, sino pensarse como espacios de puentes y espíritu colaborativo, más que la pretendida disensión que se le ha querido endilgar.

jueves, 9 de marzo de 2023

Contrapuntos anticoloniales

 

Por Pascale Riou

¿De qué manera enfocar desde nuestros días las fotos “colonialistas“ presentadas en la fastuosa Exposición Colonial Universal de París de 1931?  Fue una de las preguntas que motivaron la recién acabada exposición “Desenfoque colonial”, del centro nacional  de arte y cultura Beaubourg, en la capital francesa.(Centre Pompidou -07/11/22-27/02/23).

Damarice Amao, comisaria de la expo, explica que en la historia de la fotografía se estudió muy poco las fotografías del período colonial francés, debido al malestar que suscitaba en aquellos tiempos, aunque nadie duda de la incontestable calidad técnica.

 

Empezado el siglo XXI, llegó el momento de  sacarlas de los baules y mirarlas de frente, investigando sobre el recorrido de los fotógrafos y sobre el contexto de producción de las obras, pese a sus ambigüedades.

Para ir más allá de la simple fascinación por lo exótico, se organizó la expo de 2023 alrededor de varias problemáticas:

-          El diálogo con la etnografía: cómo la foto acompaña el renuevo de la disciplina en los años 30.

-          La fascinación seudocientífica por las culturas ajenas y “exóticas”.

 

-          La foto como soporte y espejo de la fetichización del cuerpo negro.

-          Las fotógrafos apoyando  con sus obras, conscientemente o inconscientemente, la ideología nacional del gran imperio colonial francés.

Pensar que aquella visión imperialista y racista difundida por los gobiernos no encontraba resistencia dentro de la sociedad francesa de aquel entonces, sería un soberano error: los  escritos de protesta de las voces de la negritud, Aimé Césaire y de Paulette Nardal, aparecen desfilando en pantallas instaladas entre las obras de la exposición de Beaubourg, impidiendo que las miradas se centren solo en las fotos. También se oralizan las denuncias con una fuerza contemporánea en  las voces grabadas de los raperos franceses Casey y Rocé, ambos involucrados en dichos temas.

Se presentan  obras fotográficas que proponían otra visión de África y los africanos: las primeras imágenes aéreas del piloto suizo Walter Mittel Holzer (1894-1937) o las del etnólogo francés  Pierre Ichac (1901-1978) documentaban la geografía del continente africano lejos de las visiones orientalistas de moda; con sus fotos y dibujos, el artista francés  Fabien Loris (1906-1979), escandalizado por los estereotipos desvalorizantes, sacó el cuerpo negro o asiático de los cuadros reductores del mero erotismo y de disponibilidad sexual, devolviéndoles así humanidad y respetabilidad.

Miembros de movimiento Surrealista fueron de los más firmes y clarividentes  detractores del colonialismo: desde 1925 denunciaron y criticaron las mentirosas representaciones que se hacía de los pueblos y países avasallados  y comprendieron muy temprano que el colonialismo no era “sólo” político y económico, sino también cultural, una colonización de  las mentes “necesaria” al proyecto “civilizador”. Estos artistas lucharon contra la exposición, junto a  partidos de izquierda, y con  el Partido Comunista organizaron una Contra-exposición, además de numerosas publicaciones bajo el llamado “¡No visiten la exposición colonial!” firmadas por Aragon, André Breton, René Char y Paul Eluard, entre otras figuras de renombre.

Ocho millones de visitantes se apresuraron para descubrir las visiones “evolucionistas”, “primitivistas” y “diferencialistas “ de la Exposición Colonial , mientras que solo unos miles llegaron a visitar la “Contra”. El  joven intelectual Léopold Senghor (1906-2001), todavía estudiante, ya empezaba a la sazón una construcción reflexiva, filosófica y política, paseándose por la expo y por  la “Contra” rotundamente titulada   “La verdad sobre las colonias “ .

El medio fotográfico fue a la vez un soporte a la justificación y la denuncia, fue  el contrapunto visual de la construcción de  la propaganda colonialista y fue  el contrapunto del afán por desconstruir las mentiras .

 

El escritor Jacques Viot (1898-1973) decía, reflexionando sobre el papel y los objetivos de la etnografía: “ Del miedo a la esperanza, del Demiurgo a Dios, ¿qué es lo que buscamos, a dónde vamos? Los primitivos ellos no van a ningún lugar, no tienen destino, ya llegaron. No se alejaron de la perfección, no tienen necesidad de perfeccionarse, son los últimos santos .Nuestros méritos nos visten mal. Van desnudos.”