sábado, 15 de septiembre de 2018

Pelo “rizo”: un gran rollo



Por: Jacqueline Romero Miranda, Poeta


Poema V
Cuánto bien me hizo
soltarme el pelo
aquella imagen
que ni mi espejo soportaba
qué bueno fue
el problema
ya no es mío.                      
Jacqueline Romero Miranda, © Enero, 2009

El peinado conforma la imagen externa de la persona y da señas de cómo esta quiere revelarse. El mostrarse, como arte de la cotidianidad, está vinculado al concepto de belleza.
Según el diccionario, belleza es la cualidad de una persona, animal o cosa, capaz de provocar en quien los contempla o escucha un placer sensorial, intelectual o espiritual.
Pero si la belleza, vinculada al exhibirse, abarca solo objetos materiales, quedan sin explicación los sentimientos reflejados en el poema que da inicio al presente trabajo; por tanto, decidimos adentrarnos en el concepto, como categoría filosófica según Platón.
Este célebre pensador griego planteaba  que el hombre posee un sentido innato de belleza, así como de la armonía y del ritmo, y que solo este sentido puede constituir  prueba de ello; que las formas y colores que nos pueden brindar placer son solo una parte de la belleza,  pues el concepto abarca, además de objetos materiales, elementos psíquicos y sociales.
Por tanto, la concepción de belleza en torno al peinado depende de quién lo mire y desde qué patrones culturales se le haga.
Los peinados surgieron en las diferentes culturas, y respondían a las características físicas del cabello, a los medios de que se disponía para su tratamiento, al fin con el cual se procuraba el peinado, a las características de personales y a las exigencias del entorno social en que se desempeñaba.
Específicamente en Cuba, los españoles trajeron sus peinados de trenzas, sus crespos y sus cintas;  los africanos, dividiendo el pelo en pequeñas porciones e ir formando hermosos tejidos.  Entre estos dos grupos hay un elemento distintivo: el grado de rizo del cabello.
Al ser España quien imponía el modelo, trató de invisibilizar las otras expresiones con las que cohabitaba, lo cual se legitimaba únicamente aquello venido de Europa.
Comienzan a formarse los estereotipos y a acuñarse el término peyorativo "pasa" para el pelo rizo, que desde la perspectiva occidental blanqueadora, es feo, duro, difícil de peinar.
Sin embargo, entre los portadores culturales africanos y su descendencia, resulta el ideal para confeccionar peinados duraderos.
La propia convivencia genera un proceso sincrético, donde unos toman de las costumbres de los otros. En torno al cabello, se evoluciona hacia nuevos tipos y modos: lacios, ondulados, medianamente rizos o rizos.
¿Significa, acaso que se haya resuelto el problema?
Si bien Cuba cuenta con una red de peluquerías donde  los especialistas están preparados para promover y seguir la moda del peinado, se aprecian diferencias de tratamiento entre los diferentes grupos étnicos.
La preparación de los expertos no incluye el estudio de peinados africanos, ni el trabajo con el cabello rizo en particular.  Por demás, las instituciones dedicadas al trabajo de la peluquería llaman a este tipo de cabello “pelo crudo", o sea, que debe ser "tratado" antes de pasar a conformar un peinado.
En los catálogos y sugerencias para comprar o fabricar productos de belleza se privilegia lo relativo al cabello lacio. No se tiene en cuenta al individuo de pelo rizo en sus plataformas de servicios y productos.
Lo anterior implica una deficiente práctica en el tratamiento cabelludo, y que este quede rezagado de las últimas tendencias.
Así mismo, los productos utilizados para el derriz no cubren las necesidades reales, de calidad y efectividad, por lo que las personas tienen que acudir a las peluquerías particulares, donde se suelen hacer procedimientos de tipo caseros, sin reales garantías para el cliente.
Los productos para lavar el cabello, los suavizadores,  las grasas, representan una carga significativa en la economía familiar del cubano. Su ausencia para el tratamiento (en particular del cabello rizo) resulta más sentida y no es hasta los últimos tiempos, gracias a la entrada del mercado brasileño, que se comienzan a comercializar algunos productos  para este público.
Tratar cualquier tipo de cabello puede ser fácil si se le acepta como es, si se buscan medios más adecuados y se le trata con amor. La juventud va abriendo su propio espacio y aprende a reconocer los valores de la naturaleza de su cabello; comienza  a acercarse a esa parte de su identidad; tiene los modelos en telenovelas (sobre todo brasileñas), en los programas traídos de África y la entrada de las nuevas tendencias.
Siempre hay y habrá quienes escojan desrizarse o lacearse el cabello, quienes prefieran usar rolos para  que forme crespos, quienes prefieran hacerse los “dreadlocks”, quienes apuesten por un peinado africano u opten por un turbante, quienes decidan solo lavarse la cabeza y soltarse el pelo.
Nuestros artistas están jugando su papel en este sentido.  Imágenes como la de la canta-autora Nusa, Raúl Paz, Vania, William Vivanco, por citar algunos, dan fe de que se puede asumir un patrón de belleza diferente, a la vez que atractivo.
Cuba, como país de avanzada, con una cultura revolucionaria desde su génesis, tiene lo necesario para procurar que todos y cada uno de sus habitantes lleve un peinado plenamente bello.

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