Por: Ramón Torres
Una de las edificaciones emblemáticas del estilo neoclásico cubano lo es, sin lugar a dudas, el palacio de Aldama; el más bello de los residenciales del siglo XlX habanero, ubicado en Amistad entre Reina y Estrella, frente al Campo de Marte.
El inmueble se hizo famoso porque la noche del 24 de enero de 1869 fue asaltado por voluntarios españoles, pues se sabía que el propietario de entonces, don Miguel de Aldama y Alfonso —hijo del constructor del edificio— era reconocido enemigo de España y, además, se corría el rumor de que la regia mansión pretendía convertirse en residencia de los presidentes de Cuba, una vez resultara liberada de la metrópoli (recordemos que para la fecha, ya se combatía en la manigua por la independencia).
En cambio, un suceso muy importante, pero menos divulgado le antecedió, y de no ser por su naturaleza pobre, “oscura” e ignorada, pudiera disputarle la celebridad a esa irrupción brusca de los voluntarios: hablamos de la rebelión lukumí, el 9 de agosto, hace 180 años.
Ese día de 1841, cincuenta personas esclavizadas de procedencia yoruba que participaban en la construcción del recinto se sublevaban ante los abusos y maltratos a que eran sometidos.
Sus nombres son desconocidos, y no es casual: con excepción del complot que liderara José Antonio Aponte en 1812 y el proceso contra negros y mestizos vinculados a lo que se dio en llamar Conspiración de la Escalera, pocas veces se recoge la participación de figuras no blancas (incluidos también chinos, filipinos, yucatecos, etc.) responsabilizadas con rebeliones organizadas.
Se sabe, sin embargo, de sublevaciones de esclavos en El Cobre (Santiago de Cuba), Puerto Príncipe (Camagüey), Peñas Altas (entonces La Habana), así como la protesta armada del 27 de noviembre de 1871 frente al fusilamiento de los ocho estudiantes de Medicina. No obstante, las autoridades cubanas se encargaron de eclipsar, ocultar, esconder los hechos y, por supuesto, cualquier santo y seña de los participantes, quizás con el objetivo de no crear alarma o evitar darle protagonismo a los “negros”.
Pero la omisión continúa. Hace apenas unos años, el fallecido investigador Tato Quiñones se quejaba de un libro sobre el Palacio de Aldama bajo la autoría del investigador Pedro Herrera y publicado por la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, sin que se hiciera la más mínima alusión a los hechos de 1841 escenificados precisamente allí, por los trabajadores que construían la instalación.
Aquellos negros blandieron sus instrumentos de trabajo como armas y dieron muerte a capataces y mayorales, aunque fueron reducidos por los tiros y bayonetazos que emplearon lanceros del Rey enviados para reprimirlos.
De cualquier manera, Cubamafimba reivindica el acontecimiento, una vez más como demostración de que las personas esclavizadas estuvieron siempre en la línea de combate contra el colonialismo que los intentaba subyugar, a contrapelo de la “pasividad” que frecuentemente se les ha querido atribuir.
Fuentes.
https://www.analitica.com/opinion/opinion-internacional/hombres-sin-nombres-pero-con-historia/
Deschamps Chapeaux, Pedro.. Margarito Blanco. El ocongo de Ultán. En Boletín del Instituto de Historia y del Archivo Nacional. Academia de Ciencias de Cuba. Tomo LXV, La Habana, julio-diciembre de 1964.
Franco, J. L. Las conspiraciones de 1810 y 1812. Ed. Ciencias Sociales. La Habana, 1977,
Estoy seguro q no sólo esos 50 lukumis dieron su vida por alcanzar y defender sus derechos son mucho más los q lo hicieron son muchos q tal vez no se recuerden pero aportaron su grano y dieron paso a lo que hoy son( personas) ..
ResponderEliminarPuediera ser. Tampoco lo dudo, pero lo que recoge el documento es esa cifra y uno ha e ser fiel a la historia, aunque cuestione luego algún que otro detalle sobre la hegemonía de la información. Gracias por ese comentario
EliminarEn Venezuela los movimientos Afrodescendientes nos planteamos una jornada crítica que llamamos Nosotros también hicimos la independencia. Reivindicar los levantamientos, insurrección de esclavizados en los Cumbes, espacios de rebelión de negros y negras fugados, que hubo en todo el país ante la llamada declaración de independencia en 1810-1811. Gracias Mongui vuelves a darnos luces.
ResponderEliminarQué bien, hermano. Esa debe ser la actitud, para reivindicar a los ancestros cuya historia ha sido ignorada, ocultada o mal contada en no pocas ocasiones.
Eliminar