viernes, 10 de agosto de 2018

En la comunidad libro La Sociedad Abakuá, enigmas y realidades



Por: Ramón Torres
Fotos: Oyone Jiménez

Después de su presentación oficial en la pasada Feria del Libro de La Habana 2018, el texto de Ediel González La Sociedad Abakuá: Enigmas y realidades se pasea por la comunidad capitalina, cuna de esa agrupación religioso-mutualista.
Recientemente, la obra fue exhibida en el popular parque El Quijote, de la céntrica Avenida 23, en el Vedado, y ahora asaltó el barrio habanero de Jesús María, territorio de amplia reputación por toda su impronta de matriz africana.
El espacio sirvió para que el historiador Rolando Julio Rensoli se refiriera a la tradición de esa localidad y cómo se estaba mal celebrando el quinto centenario de la fundación de la capital.
La Habana está en sus 500, porque desde 2014 tenemos cinco años para conmemorar las villas fundacionales y vamos a terminar el año que viene —dijo—. ¿Alguien pudiera explicar la historia de esta ciudad sin la participación activa y efectiva de la Sociedad Abakuá?
Pocas veces nos damos cuenta de cuán africanos somos. Yo no creo que nuestra capital sea tan hispana, si bien tiene la cuota de hispanidad que le corresponde. Tampoco tan asiática, aunque los aportes asiáticos están ahí. El nombre Habana no es castellano, sino  indígena, de origen aruaco. Pero, ¿cuán africanos somos hoy?, no nos ponemos a reflexionar.
La Habana es sumamente africana en su cultura, en ese ajiaco que describiera Fernando Ortiz, quien no la clasificó como una ensalada mixta, porque en la ensalada mixta usted especifica el pepino, el tomate, la lechuga… Ortiz hablaba de un ajiaco, un plato taíno que después se convirtió en criollo cuando le adicionamos el puerco y demás, en el que se cuecen progresivamente los ingredientes para dar un caldo nuevo. ¿Cuántos ingredientes de ese ajiaco procedieron de África?
El doctor Jesús Guanche ha localizado al menos 88 etnias africanas, contra 17 hispánicas y 20 indígenas. Indiscutiblemente somos sumamente africanos.
Y la Sociedad Abakuá, de oriundez africana, tiene unos valores que Ediel reseña en su libro, valores que están incorporados a la nacionalidad cubana.
Por su parte, el periodista e investigador Tato Quiñones, iniciado en la potencia abakuá Muñanga Efó, se refirió a las condiciones que ha de tener un miembro de esa entidad.
Laborioso, patriota y hombre en el estricto sentido de la palabra. Esos son los valores del abakuá. Yo diría más: son valores del pueblo cubano, que el abakuá asume, los lleva a su código ético con una fuerza y una exigencia que quienes no los asuman, no tienen cabida dentro de esta hermandad.
Con su libro, Ediel nos da una visión justa, inteligente y desprejuiciada de estas hermandades que cuentan yo diría que más de dos siglos, pues aunque se dice que se fundó en 1836, se sabe que a principios del siglo XIX ya existía.
El libro tiene la significación de que ha sido escrito por un miembro militante, desde una actitud de compromiso con la hermandad, porque siempre sobre el tema escribieron investigadores e investigadoras blancos.
Los tiempos han cambiado. Ya no son los estudiosos los que vienen a revisar con la lupa y después describir sobre lo que hacemos, sino que nosotros mismos estamos dando a conocer quiénes somos, de dónde venimos, cuál es nuestra historia, cual es nuestro presente y, ¡lo más importante!, qué es lo que queremos para el futuro
El libro no escamotea las sombras que las hermandades abakuá puedan tener, pues todo lo que arroja luz, arroja sombra; es decir, los vínculos que puede haber con cierto nivel de violencia, de agresividad, que no están generados por la hermandad, sino por la condición de pobreza, de marginalidad en la que los miembros de las sociedades abakuá se han desenvuelto desde siempre.

Ediel González Herrera (La Habana, 1958) es un poeta, traductor y promotor cultural devenido ensayista, que ha publicado los poemarios La urbe en mis destellos y Luz del Barrio. Además, es miembro de la potencia habanera Erionda Efó, asentada en el municipio capitalino de Regla, que lo motivó, quizás, a elaborar el texto sobre el fenómeno abakuá, a cargo de Ediciones Extramuros.

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