domingo, 30 de junio de 2019

Cubamafimbeando X



Las redes aplican e implican. No constituyen un ser vivo; nosotros les damos vida. No nacieron para el bien ni para el mal, sino como herramienta tecnológica que pudiera hacernos más placentera la existencia, o convertirse en punto de inflexión que genere el conflicto. Dependen, en última instancia, del uso que le destinemos.
Las redes permiten que recibas en tu dispositivo a Cubamafimba, y que compartas datos en facebook, twiter, instagram y cuantas páginas, blog, portales se te antoje, y que podamos mejor dialogar entre diferentes. Pero las redes dan igual cabida a charlatanes, arribistas, embaucadores y mentirosos.
Espacios hay en las redes que estimulan el fundamentalismo, que potencian el chisme y enarbolan una supuesta “sinceridad” brutal a la vez que ofensiva. Emergen blogs dedicados sobre todo a la divulgación religiosa (muy de moda hoy las de origen africano), a la vez que pululan grupos encauzados al universo abakuá, no todos de tan buena factura.
Muchos esconden su identidad, otros pretenden una ¿valentía? visceral que apuesta por el paparazismo en ropaje tropical, y vierten opiniones, suben imágenes, emiten juicios escandalosos propios de la prensa amarilla. Desde luego, ninguno es periodista y dudo sepa de qué le hablamos.
Por ello, no es a quienes promueven esa información basura nuestro alerta, sino a los consumidores acríticos, para que sepan decantar y analicen cada mensaje de la red, y comprenda que mucho “brete” colocado en ella se hubiese evitado si la opinión degradante sobre algo o alguien hubiera llegado en su momento y a la persona indicada.
Lo demás, por demasiada fuerza que tenga, se queda en comentarios insípidos, fuera de lugar y sin tono.

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