Por: Ramón Torres
No cabe la menor duda: la música cubana le adeuda, ¡y mucho!, a los aportes de África. Ello quedó ratificado este 8 de febrero, cuando se reunió en el Museo Casa de África un grupo de especialistas, portadores culturales y constructores de instrumentos musicales que han aprendido el oficio por tradición.
Un diálogo ameno y sin lenguaje rebuscado ni el “almidón” que suele emplearse en esos discursos empalagosos que a veces “incomunican” caracterizó el debate, transformado en espacio interactivo, porque no se quedó en el análisis academicista que en ocasiones recurre a decir más de lo mismo, sino que pudo enlazarse la teoría con la práctica, produciéndose una simbiosis didáctica donde todos aprendieron.
Desde Artemisa un portador cultural aportó conocimientos sobre el quinfuiti
El hecho de buscar antecedentes históricos de expresiones músico-danzarias como el son o la rumba, patrimonios de la nación cubana, y pensarlas desde la horizontalidad, constituye una forma sutil de combatir cualquiera de las manifestaciones discriminatorias que frecuentemente se han extendido hacia esos sectores populares y su producción, por venir de espacios preteridos, ignorados, marginados, “orilleros”.
Bajo el llamado de los MsC. Alberto Granado e Inaury Portuondo, director y especialista principal del Museo Casa de África, y los profesores/facilitadores/instructores DraC. Cary Diez, del Instituto Superior de Arte; DrC. Ramón Torres, subdirector científico del Instituto Cubano de Antropología; Sinecio Verdecia, director de la Casa de la Poesía y Rogelio Mesa, miembro de la Asociación Cubana de Artesanos y Artistas, se generó un enriquecedor intercambio de ideas sobre percusión y elaboración de útiles para la música.
Cary Diez, Alberto Granado e Inaury Portuondo figuraron entre los principales gestores del proyecto
En este primer encuentro de adiestramiento creativo “Dale taller a la rumba”, la representación del Instituto Cubano de Antropología en las figuras del mencionado subdirector y la comunicadora, Lixandra Díaz, constituyó otro de los aportes de la mencionada entidad en post de volcar la mirada hacia esos sectores llanos que, sin embargo, siguen dándole Voz a muchos invisibilizados, peyorizados y frecuentemente mal tratados por mero prurito “de altura” o simple desconocimiento.
Ramón Torres demostró en la práctica la unidad inseparable entre música, danza, oralidad y otros elementos para el África subsahariana y su descendencia en Cuba
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