sábado, 11 de mayo de 2019

Adios, Bienal



Por: Ramón Torres
Durante un mes la capital cubana (y otras ciudades como Matanzas, Cienfuegos, Camagüey, por citar algunas) pudieron disfrutar de la mayor feria de los artistas de la plástica en la Isla: la XIII Bienal de La Habana.
Varias fueron las sorpresas, desde la numerosa afluencia de público hasta el creciente personal extranjero que se involucró al encuentro y, como se adelantó, el salto hacia escenarios no acostumbrados, pues inicialmente se solía circunscribir al territorio capitalino.
Uno de los espacios más socorridos, quizás porque ya es tradicional, lo constituye el Malecón Habanero, que atesoró en esta ocasión la muestra Detrás del muro, donde intervinieron diversos creadores.
Sin embargo, queda un tufillo amargo, sino insípido. Primero, porque la cita violó su propio nombre. Aunque se sigue llamando Bienal, es ampliamente conocido que la anterior fue antes de 2017, por tanto, alguien sacó mal la cuenta. Segundo, porque quienes acudieron al Malecón durante la pasada cita, recordarán con nostalgia las impresionantes obras que dejaron con la boca abierta: una miniplaya en la acera, la pista de patinaje en la intercepción con Belascoaín, un cake rosado gigante plagado de lenguas, las alfileres de Fabelo, en fin…, aquel conjunto resultó muy superior y menos rimbombante.
Este adiós a la Bienal será sin dudas un desafío para que dentro de dos años (si en realidad llegara en fecha) pongamos el listón más alto; para que se realice en tiempo y el sabor sea contagioso y com


placiente.

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