Por: Ramón Torres
Volvemos a nuestra cita mensual
“Cubamafimbeando” para tomarle el pulso a nuestro blog, para comentar sobre
nuestras satisfacciones y ligerezas, para decirles a nuestros lectores que una
vez más, estamos aquí.
Según el mito abakuá, cuando el
sacerdote primigenio Nasakó vigilaba su empaka (prenda) y descubrió que el Pez
sagrado Tanze vagaba por el río Oddán entre anamafimba y fimba (entre las
profundidades del agua y la superficie), dicen que exclamó: “¡Mafimba!”, y el vocablo
quedó en el recuerdo, y cruzó el Atlántico, y sirvió para marcar el justo medio
entre las cosas.
Cubamafimba
viene representando, desde el primer día, ese equilibrio: ni mucho ni poco,
sino lo necesario. Y trata de contribuir, en la medida de lo posible, con la
exigencia mestiza de nuestra nación.
Imposible es ya parar, porque
nacionales y extranjeros buscan su origen. Y Cubamafimba emergió como el espacio de búsqueda y diálogo que se
propuso. Y porque la humanidad toda tiene su semilla en África, donde los
restos fósiles demuestran la aparición de nuestro Adán cromosómico, Cubamafimba no cree en “razas” ni en
puntos, cree en el hombre que del hombre es hermano (independientemente de su
origen y color de piel), porque la humanidad es mezcla y lo confirma nuestra
estructura de ADN.
Ese equilibrio a mitad del camino
que encontró Nasakó continúa animando a Cubamafimba.
La suerte está echada.
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