Por: Ramón Torres
Reunidos en celebración |
El 23 de diciembre de 2012, Armando Valdés (Loquillo)
inauguró una peña rumbera a la cual puso por nombre “El sitiero ausente”,
quizás porque ese barrio (Los Sitios) lo vio nacer, pero también porque ha sido
un territorio prodigioso en cultores del género que ya no están: Felipito
Alfonso, Eugenio (Totico) Arango, Rolando Espinosa y Kiko, por solo mencionar
algunos.
Desde entonces, el primer y tercer domingo de
cada mes se reúnen en la plazoleta del barrio para rumbear de lo lindo como se
hacía antiguamente: cualquiera tiene derecho a pedir permiso y cantar su
numerito, incluso tocar el instrumento de su preferencia.
El Loquillo, una leyenda de la rumba |
Para celebrar el aniversario sexto de su
peña, decidieron atrasar del tercero al cuarto domingo de diciembre, de manera
que hicieron coincidir la fecha (23 de diciembre) con el día d nacimiento,
donde se gozó al por mayor.
El Loquillo ha sido uno de los más esforzados
exponentes de la rumba cubana, y ha integrado el grupo Los africanos y varias
comparsas, entre las que destacan Los Marqueses de Atarés y Los Tambores de
Bejucal.
Fundador del grupo de Mozambique Los
atómicos, ha intervenido en otros conjuntos como Los Brillantes, Cuarteto Luna,
Los Bosucucos, Sangre Africana, Sarabanda, Rumba Eriera, Agüiri-yo y Rumbolero.
Además, dirigió el grupo folklórico infantil
Los Tormentas, con el objetivo de contribuir a que las nuevas generaciones se
interesen por el rescate de la cultura popular venida de los ancestros
africanos.
La rumba, declarada por Unesco PatrimonioIinmaterial
de la Humanidad, tiene en el Loquillo un fiel defensor, como muestra de que en
materia cubana no importa el color para representar el rostro mestizo de esta
nación caribeña.
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