Por:
Ramón Torres
Torres dedica el libro en la UCI |
Desde
el 25 de julio hasta la fecha, Cubamafimba
va madurando progresivamente. Tres meses confirman que todavía es un crío, pero
en términos numéricos se pueden contabilizar 30 trabajos que recogen
presentaciones de libros, encuentros de intelectuales que abordan la temática
de matriz africana y, sobre todo, su razón de ser: el impacto de la cultura
abakuá en la nacionalidad cubana.
Se
ha trabajado para contribuir/construir el conocimiento desde la diferencia y un
sentimiento de respeto. Por eso nuestro constante llamado al equilibrio y a la
defensa de cuánto ha aportado (y todavía aporta) la población negra y mestiza a
la cultura del patio.
Firma en la Sala Che de la UCI |
Naturalmente
(y creo que lo dejamos muy claro desde el principio), Cubamafimba no es un discurso de negros, sino de cubanos; no se
trata del atrincheramiento negrista ni de hablar a través de un color, sino de
visibilizar lo que resulta evidente y muchos otros pretenden ignorar, porque Cubamafimba es un trabajo mestizo, donde
confluyen todas esas etnias, nacionalidades, colores que intervinieron en el
arcoíris multitonal de personalidad criolla.
Minutos
antes de escribir el presente texto, lo recordábamos durante la presentación
del libro Los hombres de Tatu en la
Universidad de Ciencias Informáticas (UCI), pues la mayoría aquellos
combatientes internacionalistas era de piel negra (por razones logísticas,
claro), pero no dudaron en dejarse conducir por el Guerrillero Heroico, ya que
para nada importaba la pigmentación cuando se trataba de solidaridad.
Y,
como los hombres de Tatu, Cubamafimba
es “de armas tomar”. Y lo hace en un nuevo contexto y en un espacio diferente,
y espera que, de veras, la balanza con la cual se mida a hombres y mujeres
todos sea la de la igualdad, sin distinciones ni remilgos porque, al final,
somos la misma cosa: HUMANOS.
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